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María José Valdés Latapí

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María José Valdés Latapi,  originaria de la ciudad de Querétaro, tiene 35 años. Es licenciada en educación Preescolar. Especialista en enseñanza y aprendizajes escolares por la Universidad Autónoma de Querétaro. Tiene 12 años de experiencia trabajando en el sistema educativo federal mexicano.

Es autora y tallerista de la propuesta Construimos la Paz. Ha colaborado como ponente de La Semilla, Biensiendo, Zorro rojo y El Colegio Nacional de Trabajadores Sociales. Actualmente es estudiante de la Maestría en Educación para la paz en la Universidad Albert Einstein y es directora de Jardín de Niños en la zona 17 del Estado de Querétaro.

Construimos la paz

 

Creo firmememente que quienes estamos a cargo de la formación infantil tenemos una valiosa responsabilidad y una excelente oportunidad para mostrar y colaborar en la construcción de una realidad más consciente, amable y colaborativa. 

En distintos momentos de mi vida como docente y directora escolar, me he enfrentado a circunstancias complejas derivadas de la violencia, con alumnos que se agredían entre ellos, con padres y madres de familia que ejercían violencia contra sus hijos para “educarlos”, e incluso con docentes que no contaban con herramientas para hacer un uso asertivo de sus emociones y no obtenían los resultados que querían de su grupo. La violencia se ha perpetuado y normalizado en diferentes niveles en lo que a crianza y educación se refiere. Si bien ya no es aceptable que un maestro le pegue a sus alumnos con la regla, sí hay manejos de la conducta que son agresivos. Peor aún, muchos padres de familia se sienten aún con el derecho y el deber moral de corregir a sus hijos con castigos físicos, verbales o psicológicos porque consideran que sólo de esa manera les harán caso y que lo están haciendo “por su bien”.  

Por eso, mi intención con este manual es compartir estrategias de intervención que ayuden a los guías a cargo de grupos de infantes y adolescentes a detectar y analizar diversos aspectos que pudiesen estar perpetuando la violencia en la vida de los chicos y que les brinden herramientas para pasar de esta realidad a una genuina y alentadora construcción de paz. Los ejes que describo a continuación constituyen las piezas que sustentan el libro que he publicado.

Meditación: herramienta fundamental para desarrollar el autoconocimiento, la autorregulación y habilidades de atención plena, que generan beneficios en la capacidad de atención y concentración de las personas. 

 Inteligencia emocional: habilidad que parte del reconocimiento de las emociones, para saber identificarlas, nombrarlas, validarlas  y gestionarlas adecuadamente. 

 Cultura de paz: enfoque que consiste en una serie de valores, actitudes y comportamientos que, más allá de rechazar la violencia, busca transformar los conflictos para generar soluciones y aprendizajes. Integra propuestas como la resolución pacífica de conflictos, los juegos cooperativos, las asambleas de paz, la comunicación no violenta, entre muchas otras.

Disciplina positiva: enfoque de crianza y formación que define al niño como un ser humano con necesidades específicas de respeto, acompañamiento, escucha, y estructura, permitiendo a padres y a docentes conectar con ellos y establecer límites claros y objetivos para la convivencia. 

 Proyectos de generosidad y altruismo: programas que son de beneficio tanto para la comunidad escolar como para otros espacios, de manera que los niños pueden tomar conciencia de otras realidades y enfocar su energía en dar y compartir a los demás. 

Estos ejes toman forma en actividades permanentes y en treinta sesiones organizadas en tres periodos. De esta manera se busca que guías, niños y padres de familia se integren en una metodología que genere espacios seguros de expresión, de escucha activa, de análisis y reflexión, para transitar poco a poco hacia un entorno más amable, empático y compasivo. 

Piloteé por primera vez este proyecto en una escuela, como directora del plantel. Allí tuve la fortuna de contar con un equipo de maestras dispuestas a implementarlo y pude construir físicamente un “espacio de paz”, armónico, al aire libre, donde los niños se reunían una vez por semana y llevaban a cabo las sesiones aquí propuestas. Los resultados fueron sumamente satisfactorios: se produjeron cambios sustanciales en la actitud y comportamiento de los niños, se amplió y profundizó la perspectiva de las maestras y logramos sensibilizar en muchos aspectos a los padres de familia. 

La implementación del programa y la construcción del espacio de paz suscitaron en diferentes personas y organizaciones a nuestro alrededor la necesidad y el deseo de contribuir para generar un cambio positivo y fue gracias a eso que logramos concretar este proyecto. 

A partir del lanzamiento del libro en julio de 2020, he impartido talleres virtuales a docentes, guías, facilitadores y padres/madres de familia en todo el país, con la intención de orientar la aplicación de este programa y difundir la construcción de paz en todos los espacios posibles. 

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